viernes, 11 de septiembre de 2015

Tentadora sumisión- capítulo 7

Akia le permitió a su lobo mandar sobre su mente. Correspondió al beso desesperado de Brian sin luchar, quería sentir como su pareja lo reclamaba, que lo sostuviera con sus brazos.
—Akia...— suspiró el águila al depositar a su pareja en el suelo. La maleza era lo suficiente alta como para darles un poco de privacidad, aunque eso le importaba muy poco, pero tenía en cuenta que si alguien pasaba y los veía estaba seguro que su pulgoso lo haría parar. Ya había pasado por un grave caso de bolas azules y no quería arriesgarse a sufrir nuevamente eso.
Ver como Akia se dejaba hacer, cediéndole por completo el control de la situación, lo hacían excitar a un nivel inimaginable. Cerró los ojos por unos segundos para calmarse y tomarse las cosas con calma. Quería mostrarle a su pareja todo el placer que él era capaz de darle si se lo permitía, como lo estaba haciendo ahora al mostrarle esos ojos dorados y quedándose quieto a la espera de lo que el águila quisiera hacer.
Desvistió con sus manos temblorosas intentando controlarse al ver la desnudes de su lobo. Sonrió al notar como el pecho de Akia comenzó a subir y a bajar sin poder controlar su respiración, al parecer no era el único ansioso. Volvió a besarlo mientras sus manos recorrían su torso y rompió el beso al arrodillarse entre las piernas del lobo, haciendo que este se abrieran dándole lugar.
—Olvidé traer lubricante, que idiota, así que...— Akia frunció el ceño al notar la sonrisa maliciosa de Brian, pero no dijo nada. Envidiaba la seguridad que mostraba su águila con cada movimiento. —...voy a tener que preparar más tu cuerpo cariño y voy a hacer que lo disfrutes tanto que vas a olvidar hasta tu nombre...
Dicho eso se inclino nuevamente tomando los labios de su pareja, para luego ir depositando besos en el rostro y luego bajar por el cuello que Akia le exponía mostrándole su sumisión, claro que Brian no estaba consciente de lo que eso significaba en ese momento. El solo estaba concentrado en darle placer a su orgulloso pulgoso.
Después de lamer y besarle el cuello siguió su camino de besos hasta llegar a un pezón, sonrió al escuchar los jadeos de Akia cuando lo lamió para luego chuparlo y morderlo. Anteriormente no pudo hacerlo ya que todo había sucedido muy rápido, así que ahora quería tomarse su tiempo explorando el cuerpo de Akia.
Bajó su mano derecha ciegamente hacia el pene que se encontraba goteando semen debajo de el, sin dejar de trabajar sobre los pezones de su pulgoso, que para su gusto resultaron ser muy sensibles.
Akia dejo salir sus garras y sus colmillos cuando la fuerte mano de Brian agarró su pene para masturbarlo. El toque de Brian era duro y comenzó a mover las caderas para acompañar el movimiento de esa mano. Todavía no podía creer lo bien que se sentía lo que la boca de su pareja hacia con sus pezones, la sensación que le causaba la lengua de Brian al erizar ese lugar para luego morderlo levemente lo excitaba.
Sin darse cuenta, una de sus manos se dirigió a la cabeza del águila sujetando sus negros cabellos fuertemente. No podía aguantar más esa sensación que le quemaba por dentro y comenzó a arquearse antes de soltar un gemido que le hubiera gustado aguantarse cuando se vino empapando el estomago de Brian Avergonzándose por su falta de autocontrol.
—Hermoso...- murmuró Brian cuando su cabello fue soltado y pudo erguirse para ver la piel brillando por el sudor y la luz del sol de Akia, mientras este se esforzaba, inútilmente, de respirar normalmente para dejar de jadear.
Sin darle tiempo para recuperarse Brian volvió a inclinarse para besar el cuello expuesto de su pareja e ir bajando lentamente con cada beso, lamida y mordida sobre esa piel sensible hasta llegar a la entrepierna de Akia, que satisfactoriamente estaba volviendo a la vida.
<<...y ahora es cuando lo arruino>>
Pensó Brian antes de lamer la cabeza del pene de Akia. Nunca había tenido sexo con un hombre antes de estar con su pulgoso, ni mucho menos chupado un pene. Aunque el acto en si no le desagrado al escuchar los gemidos de Akia cuando comenzó a chuparlo y lamerlo alentándolo a seguir.
Akia levantó la mirada para ver porque Brian se había apartado de su pene. Su piel ardía necesitando el contacto con su pareja. Ahogó un gemido al ver como el pene de su pareja era liberado de la ropa que lo mantenía al margen.
Ya se estaba preguntando cuándo sentiría nuevamente a su pareja de ese modo, se sintió bien con lo que Brian le había hecho hace un momento, pero necesitaba urgentemente también sentirlo dentro ¿Eso lo hacía una perra como el tanto temió convertirse? No le importaba, por lo menos no por ahora.
—Brian— exclamó jadeante al notar como el águila se volvía a inclinar para volver a sobar su pene que estaba a punto de explotar nuevamente. Lo sentía, sentía ese arrollador placer avecinarse con cada movimiento de la mano de Brian, su mente se estaba poniendo en blanco nuevamente. Abrió sus ojos sorpresivamente cuando un dedo tanteaba su entrada.
Si, el esperaba que Brian llegara a eso y a la vez no podía evitar sorprenderse ante la intromisión de su cuerpo. Todas esas sensaciones eran tan esperadas, pero a la vez tan nuevas.
—¿Te gusta?— Su pulgoso abrió más las piernas permitiendo ser explorarlo y moviendo levemente las caderas. Sin dejar de sobar el pene del lobo introdujo un dedo ensalivado anteriormente, hasta que este pareció acostumbrarse y pudo acompañarlo con otro. Lamiéndose los labios, disfrutaba de cómo se veía Akia retorciéndose por su toque. Pero eso no era suficiente ahora que tenia la completa sumisión de su lobo, quería escucharlo gritar su nombre mientras lo poseía.
Akia estaba en su límite, logró llegar nuevamente a su punto máximo cuando un tercer dedo se unió a los otros extendiendo su entrada. Se perdió por unos segundos disfrutando esa sensación agradable que le recorría todo su ser. Cuando sintió que esos dedos se retiraban, para su sorpresa, se sintió vacío y con ganas de más.
Entreabriendo los ojos vio como Brian se sobaba lentamente, viéndolo con esos ojos azules, que daban una apariencia igual a la de un depredador pensando en la mejor manera de saborear y disfrutar una presa.
Sin pensarlo las manos de Akia alcanzaron el rostro de su pareja atrayéndolo de una manera casi suplicante. La mente del lobo estaba sumida en terminar de unirse completamente a su pareja y nada más. Ya ni siquiera estaba seguro de cómo terminaron en la maleza.
Brian besó a su pulgoso que parecía perdido. Se quejó cuando sintió las garras clavarse en su nuca y espalda cuando su pene punzó la entrada donde lentamente comenzó a hundirse hasta llegar a chocar sus testículos contra las nalgas. Deteniéndose para disfrutar del momento.
—¡Ah! ¡Brian!- casi gritaba Akia entre jadeos y gemidos al mover sus caderas dándole a entender al águila que podía moverse.
Cuando por fin fue envestido sin contención por su águila comenzó a sentir ese hormigueo volver. Se sentía casi irreal, ya que estaba realmente agotado ahí abajo, no podía recuperarse de un orgasmo que estaba siendo empujado para experimentar otro.
Los empujes de Brian eran cada vez más rápidos, erráticos, su espalda era desgarrada por las garras expuestas de su pulgoso. Entre más rápido movía sus caderas su cuello era lamido donde tenía la marca. Empujando las piernas de Akia, flexionándolas así hacia adelante, dio unos últimos golpes antes de correrse juntos, llegando al tan esperado placer.
Besándolo a pesar de la falta de aliento, calmadamente soltó sus piernas. Realmente eran un verdadero desastre, todos sudados y con el semen esparcido por el pecho y estomago del águila. Akia comenzó a sentir su cara arder cuando vio la gran sonrisa de Brian y su mente comenzó a aclararse nuevamente, cayendo en cuenta de que había gemido y literalmente gritado a los cuatros vientos sin vergüenza.
—Así que mi cachorro es... ¿Multiorgásmico?— Akia frunció el ceño automáticamente. Mientras que el solo hablaba lo justo y necesario cuando tenía que hacerlo, su pareja al parecer no tenia filtro —No te enojes... la pasaste muy bien en este lugar ¿O no?
—¡Ah!- Akia sin poder evitarlo arqueo su espalda al sentir el pene casi flácido de su pareja menearse en su interior antes de abandonarlo. Estaba cansado, realmente lo estaba, pero ahora que estaba siendo plenamente consciente de su alrededor sintió una alerta en su mente de peligro. Sin explicación alguna empujo a Brian al suelo y se levanto de golpe.
Sus caderas le dolían y su trasero punzaba por la brusquedad al moverse mientras se vestía rápidamente.
—¿Pasa algo?— Habló seriamente Brian al notar la tensión de su pareja al olfatear el aire y gruñir luego.
—Ve con Lisa y Yone.
Brian se dirigió rápidamente a la camioneta solo para tomar sus armas. Su pulgoso estaba mal de la cabeza si pensaba que ante un peligro él se quedaría mirando como si fuera un inútil. Sorpresa lo invadió al ver un trió de hombres acercarse a Akia ¿De dónde habían salido? Sentía que ellos eran cambia formas, tenían ese tipo de aura que los delataba.
Se volvió lo más rápido que pudo junto a Akia. Los tres desconocidos pararon su paso, dejando una corta pero prudente distancia del lobo que les dio un gruñido de advertencia.
—Tenía que venir y comprobar con mis propios ojos lo que mi centinela me informó- habló el más alto de esos tres, sonriendo mientras recorría con la mirada a la pareja y luego hacia la camioneta, levantando una ceja aparentemente al darse cuenta de la presencia de las hienas –el Alfa Akia apareándose casi en los límites de mis tierras con un ave y siendo acompañado también por una hienas...
—Alfa Clovis— pronunció Akia sin dejar de observar amenazadoramente al hombre moreno que parecía divertido con toda esta situación.
—Tranquilo, no busco ningún enfrentamiento. No estás irrumpiendo en mis tierras, no tengo razón para intentar algo en contra tuyo— sonrió cuando escuchó otro gruñido al dar un paso hacia adelante —, así que... ¿Cómo es que el Alfa de la manada Miller esta apareándose muy enérgicamente, si se me informo que estaba muerto?

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